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Vestido de la Divina Pastora está inspirado en el “Regreso del Hijo Pródigo” de Rembrandt

Al hablar de este cuadro, su significado se basa en simbolismos a través de los cuales Rembrandt quiso mostrar el poder y la ternura del Dios que perdona, acoge e ilumina a la humanidad abatida y pecadora, que acude al refugio de la gracia divina.

La obra se inspira en la parábola del Hijo Pródigo contenida en el evangelio de Lucas. La escena, representa el momento cumbre del perdón del padre frente al hijo arrepentido de su propia conducta.

Divina Pastora 2

La inspiración al realizar el vestido, se debe al Año Jubilar de la Misericordia anunciado por el Papa Francisco. En esta esperada visita, los tonos del vestido que lucirá la Virgen son vinotinto y beige. Será un diseño sencillo, pero lleno de todo el amor de sus creadoras y fieles creyentes.

La fabricación del vestido contó con 14 costureras, elegidas por la Iglesia en los municipios Palavecino y Simón Planas; todas ellas pertenecientes a la Zona Pastoral Sagrado Corazón de Jesús.

Las telas y elementos utilizados son principalmente brocados, terciopelo y soutache. Debido a la antigüedad de la imagen, se consideró el peso del vestido evitando su progresivo deterioro, por lo cual el material elegido es el más ligero, sin mayor pedrería.

Es importante destacar, que las donaciones para los vestidos de la Divina Pastora se cumplen mediante un acto de amor, fervor, peticiones y promesas a la Excelsa Patrona.

Angélica Valero, una de las costureras del vestido que lucirá la Virgen en la procesión, manifestó que “la experiencia de cocer el vestido fue apoteósica, algo sensacional porque hay muchas personas que se anotan y a nosotras nos llegó la oportunidad, al decirle a Cabudare que le haremos la vestimenta. Fue bellísimo cocerle a la Madre de Dios”, recalcó.

Manifestó que hicieron el vestuario con la mayor devoción, para entregarlo lo más rápido posible a la Iglesia, “lo prometido es deuda, todo te llena de mucha satisfacción”.

Para el Padre Chávez, Párroco de la Iglesia de Santa Rosa de Lima, “el hecho de que sea la visita 160 en el Año Jubilar de la Misericordia, nos da elementos muy ricos, no sólo para la elaboración del vestido, sino para la temática de la procesión con un itinerario de misericordia y compasión”.

Vestir a la Virgen con manos llenas de amor

La labor de vestir a la sagrada imagen de la Divina Pastora y al niño que lleva en sus brazos, es una verdadera bendición. “Las Marías” fueron las encargadas de realizarlo durante más de 20 años, ahora las encargadas de hacerlo desde hace 10 años son dos feligresas del pueblo de Santa Rosa; las señoras Yajaira Sánchez y Carmen Inginia Méndez.

La señora Yajaira Sánchez cuenta que “antes de vestir a la virgen rezamos, ya sea para cualquier ocasión la experiencia es maravillosa. Tengo la dicha de tocarla, vestirla y estar con ella solita, todo ha sido muy satisfactorio”.

Su otra cuidadora, Carmen Sánchez, expresó que para ellas es una bendición vestir a la Santísima Virgen, acto que en un principio no creía era capaz de hacer, pero que luego de asumir tan importante responsabilidad, considera maravilloso y agradece a Dios por las oportunidades.

“Duramos vistiendo a la virgen alrededor de 45 minutos, a veces se tarda más porque hay vestidos que llevan muchos detalles y cuidados al momento de colocárselo, a veces ella se hace fácil para vestir, pero en otras oportunidades cuesta un poco más. Tenemos que respetar esa imagen que Dios nos dejó aquí en la tierra”, manifestó emocionada.

Interés mariano

La virgen tiene en su haber más de 200 vestidos con diferentes modelos y colores, que han sido donados por presidentes, diseñadores importantes y feligreses. En el museo de Santa Rosa están entre 60 y 80 vestidos, que ya no son usados por la Virgen; están exhibidos al público para recordar cada momento de su visita, que marcó al pueblo de Lara.

Un vestido nuevo antes de ser colocado a la “Pastora de las Almas” como también es conocida, es bendecido por el párroco de la Iglesia de Santa Rosa, y a cada persona que desee donar un vestuario a la Madre de Dios, se le entregan las medidas y figurín para su realización.

La reliquia de la Santísima Virgen peregrina calza 37, mientras que la imagen original calza 36, por lo que posee más de 200 zapatos, ya que cada atuendo lleva un calzado diferente.

Su atuendo es cambiado cada 15 días, anteriormente existía una lista de espera para donar los vestidos, ahora cada persona que desea donar algo, se lo entrega a la Iglesia y se le coloca a la imagen milagrosa, en cualquier momento.

El cabello de la Virgen tiene dos pelucas naturales y las demás sintéticas, posee un aproximado de 10 pelucas; hay personas que han llevado donación de cabello pero ha sido difícil encontrar un buen estilista, por lo que es difícil recibir tales ofrendas.

Origen de la sagrada imagen

El origen de la devoción a la Virgen María bajo esta advocación, es inspiración del Sacerdote Capuchino Fray Isidoro de Sevilla (1662-1750), basado en el capítulo 10 del evangelio de San Juan.

Fray Isidoro hizo una descripción de la Virgen como una pastora y pidió a Miguel Alfonso de Tovar, un famoso pintor sevillano, que le hiciera el cuadro de la Divina Pastora con esas características.

Esta imagen es traída a la provincia de Venezuela desde Sevilla, España, en mayo de 1706. Regresa desde allí Fray Marcelino de San Vicente, con 7 frailes capuchinos Andaluces, desde este momento comenzaron a sembrar esta devoción en sus campos de misión en todo el territorio de Venezuela.

Para 1750, año en el cual fallece Fray Isidoro, esta devoción estaba extendida tanto en Europa como en América.

Su llegada se sitúa cuando el Vicario de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto, quiso para su iglesia una imagen de la Divina Pastora. Coincidió con el entusiasmo del cura del pueblo de Santa Rosa del Cerrito, en ese momento Sebastián Bernal, quién encargo al mismo escultor una pieza pero de la Virgen Inmaculada.

Al destapar el cajón con la imagen encargada, consiguió el Padre Bernal la sorpresa de que era otra Virgen, la Divina Pastora y no a la Inmaculada. Al darse cuenta del error mandó a cerrar la caja y enviarla a Barquisimeto, fue entonces cuando ocurrió el hecho inesperado; nadie pudo mover el cajón debido al gran peso que tenía, por lo que el párroco lo registró como un milagro y decidió dejar la imagen en su lugar.

El Padre José Macario Yépez, aquel 14 de enero de 1.856, cuando imploró a la Divina Pastora que acabara con la epidemia del cólera, no imaginó que sus palabras quedarían grabadas en la historia, en la memoria colectiva, en la tradición oral y en la fe de muchas generaciones de barquisimetanos, que hasta el día de hoy veneran a la madre de Dios y agradecen todos sus milagros.

A partir del año 1.856, la Divina Pastora recorre el camino de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto. La procesión mariana más grande de Venezuela, América Latina y una de las más importantes del mundo, ha superado la participación de 3.500.000 personas.

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