Para nadie es un secreto que ser mujer no es tan sencillo como parece, y que constantemente estamos sufriendo problemas de belleza que con el tiempo se vuelven cotidianos y nosotras terminamos acostumbrándonos a ellos.
Los principales culpables de estos pequeños problemas van desde el maquillaje, pasando por nuestro propio organismo, continuando con la ropa y los accesorios y terminando con el selfie.
Manicure estropeado. No hay cosa más frustrante que descubrir que nuestra manicure se dañó a solo minutos de salir de la peluquería. Con suerte será solo el esmalte, porque lo peor que puede pasar es que la uña se rompa en el momento menos oportuno.
El labial en los dientes. ¿Cuántas veces hemos tenido un “accidente” con el maquillaje sin darnos cuenta? Con suerte alguna persona de buen corazón nos avisará que tenemos labial en los dientes, el delineador corrido o una mancha de rímel en algún lugar de nuestro rostro.
El cabello enredado. Otro problema común para las chicas de cabello largo: los enredos. No solo ocurre al momento de peinarse, también con la parte de atrás de la
secadora, el cinturón de seguridad del auto, en el broche de algún collar o incluso en otras personas.
El dolor de los tacones. Nadie mejor que quien los usa es capaz de entender lo problemáticos que son los tacones, especialmente los nuevos. Pero pese al dolor de tobillos, los dedos apretados, las ampollas y las molestias al caminar, no se puede negar lo fabulosos que lucen y lo que estilizan la figura.
Maquillaje arruinado. Los problemas con el maquillaje no solo se dan al aplicarlo, también al guardarlo. La peor sensación es ver como el dinero desaparece al notar un delineador líquido o una base líquida derramada, unas sombras despedazadas o un labial roto por la mitad.
El selfie. A pesar de los esfuerzos, un selfie no siempre refleja cómo nos vemos (o cómo creemos que nos vemos).