El duque de Sussex pasó su primer Día de San Valentín como un hombre casado en uno de los climas más fuertes del planeta, reuniéndose con las fuerzas armadas británicas que participan en el entrenamiento de supervivencia de invierno en el Circulo Ártico.
En su visita, a Harry se le mostró un Quincey Shelter, parecido a un iglú improvisado que había sido decorado con fotografías de su boda junto a Meghan antes de su llegada, a la que se refirió como un «santuario» con música romántica de fondo.
Meghan, confesó a sí misma como una «ventosa para el Día de San Valentín» y confesó que todos los días se despierta como si fuera un 14 de febrero para recibir con impaciencia ser sumergida con un beso de su príncipe Harry.
Foto: Dailymail
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