La artista italiana Raffaella Carrà donó un inmueble en la localidad toscana de Porto Santo Stefano, que usaba como gimnasio, a una asociación de voluntariados poco tiempo antes de morir el pasado 5 de julio a los 78 años de edad.
Es una casa de 160 metros cuadrados «de gran valor» que la diva donó «hace pocas semanas» a la Confraternidad de Misericordia de Porto Santo Stefano, en la península del Argentario, su segunda casa y donde reposarán sus cenizas, informan los medios.
Carrà quería que este lugar, en el que se entrenaba, fuera destinado a las obras benéficas de la organización, que se ocupa de la asistencia social y médica y del cuidado de discapacitados.
Su responsable, Roberto Cerulli, confirmó en las redes sociales la donación y publicó una imagen de la artista el día de la firma ante notario en Roma, con una gabardina y el rostro completamente cubierto con una mascarilla y unas oscuras gafas de sol.
Cerulli recordó las otras ocasiones en las que la artista había realizado obras de caridad, como cuando tras el naufragio del crucero Costa Concordia en 2012, ante las costas del Argentario, ayudó al familiar de un desaparecido en el desastre.
Raffaella Carrá siempre fue una persona que ayudaba al que más lo necesitaba y eso la hace una gran artista, humilde y de gran corazón.