Morderse las uñas es uno de los hábitos más difíciles de romper. Y si se convierte en un problema crónico (es decir, lo haces todo el tiempo), podría resultar en problemas serios como infecciones, inflamación y malformaciones.
Si lo haces en exceso, podrías terminar con cicatrices y daño permanente. El hábito se da de 2 formas: para algunos es tan un sólo un desliz, y para otros es un problema clínico. Cual sea tu caso, es importante que empieces a romper el hábito ¡desde ahora!
- Barniz de mal sabor: Si es un hábito inconsciente, el esmalte de ajo te ayudará a detener el problema. Si tu hábito es más problemático, ni el esmalte te detendrá de morderte las uñas, pero al menos podría ser útil para que no lo hagas de manera inconsciente.
- Hazte una manicura: Qué pena, ¿no? Pero por más vergonzoso, caro y raro que sea, una manicura podría ayudarte. Y tiene un poco de sentido; si tus uñas se ven bonitas y pagaste porque se vieran bien, pensarás 2 veces arruinar el trabajo.
- Conoce tus impulsos y haz un plan: Si te muerdes las uñas por nervios, aprende a identificar los momentos de tensión. Por ejemplo, tal vez hayas notado que cuando tienes una fecha límite, tienes la necesidad de morderte las uñas. Si tal es tu caso, deberías comprarte una pelota anti-estrés o buscar videos de youtube para relajarte. Otra estrategia de relajación es la meditación… y no sólo será buena para tus hábitos, sino también para tu cuerpo y mente.
- Cambia tus expectativas: Aquellas personas que se muerden las uñas tienden a ser perfeccionistas, así que no te exijas demasiado. NADA es perfecto en este mundo, y tus altas expectativas de la vida y de ti misma podrían ser las culpables de tus malos hábitos con tus uñas. El punto es prevenir este mal hábito de morderte las uñas, conociendo los pensamientos y emociones que lo causan.
- Busca ayuda: A veces no podrás detenerte. Si tienes complicaciones médicas por morderte las uñas o si este hábito está relacionado con problemas psicológicos como ansiedad o depresión, tal vez sea necesario acudir con un especialista. Si piensas que tu mal hábito está arruinado tu vida cotidiana, ¡busca ayuda! Siempre hay una solución, y si tú no la conoces, alguien más lo hará.