No tiene que ver con un poseer un cuerpo perfecto o exuberante.
La sensualidad no es un atributo exclusivo de las mujeres de un cuerpo perfecto o exuberante, sino que puede encontrarse en cualquier mujer.
¿Quién eres, cuáles son tus talentos y pasiones?
Así es, la raíz del asunto empieza dentro de ti. ¿Tienes en claro qué persona eres? ¿Qué es lo que haces mejor? ¿Qué te enciende? ¿Qué deseas hacer en la vida?
Florecer
Si no tienes muy en claro lo anterior puedes ayudarte haciendo una lista de las cosas que más te hacen vibrar, que pueden ser desde lo más cotidianas hasta las más “abstractas”. Saberlo te permitirá comunicarte mejor con los demás y contigo misma.
Traza una hoja de ruta
En ella anota pequeños objetivos a cumplir día a día. Estos pueden ser “cuidarme”, “sonreír más seguido”, “tratar a los demás con amabilidad”. Ponte metas que te favorezcan mejor por dentro y por fuera.
El poder de la sonrisa
Una persona que sonríe siempre es más cálida que aquella que no lo hace. Sin embargo, no es dable forzarte a sonreír si no te nace: inténtalo poco a poco y podrás acostumbrarte.
Mírate al espejo
Quizás este sea uno de los ejercicios más íntimos, pero también más reveladores. Mírate desnuda al espejo y reconoce lo que sí te gusta de tu cuerpo. ¿Lo que no te gusta puede mejorar? Busca la forma de hacerlo o acéptalo con los brazos abiertos. Quien acepta su cuerpo sabe que en él hay sensualidad.