Cuando te compras ropa nueva o comes un plato por primera vez, todo es sorprendente y agradable. Aquí te damos unos consejitos para que te actives con tu pareja.
-Hablarlo con la pareja: explicarle abiertamente y sin tapujos, lo que nos gusta y lo que no en cada momento.
-Dedicarle el tiempo necesario: porque resulta que a hacer el amor se empieza desde la mañana y se puede ir preparando el terreno, desde con un mensaje picante a media mañana hasta, ya metidos en faena, retrasar el contacto físico un poco más de lo habitual o emplear tiempo en la ceremonia de desvestirse.
-Pensar en uno mismo: pues sí, ser un poco egoístas, porque no hay otra forma mejor de conocer lo que te gusta para planteárselo a la pareja y de hacer que alguien se sienta a gusto que estarlo uno en primer lugar.
–Cultivar la propia erótica: pensar en encuentros, recordar los que se hayan tenido y hayan resultado más satisfactorios, alimentar pensamientos y fantasías sexuales, leer novelas eróticas o ver películas… Es una especie de gimnasia mental de mantenimiento.
–Jugar a algo diferente: si el desnudo ya no motiva tanto por estar hecho a verlo con frecuencia, a lo mejor se puede jugar con lo contrario, con la ropa. Lencería o ropa interior sexy, e incluso algún disfraz para ponerse, quitarse con calma e incluso intercambiarse.
–Sorprender: hay todo un mundo de variables que se pueden alterar, como la hora, la postura, el lugar….
–Explorar el propio cuerpo: el autoconocimiento de uno mismo no es, como se trata de vender a veces, el recurso de los desparejados, sino que es un buen complemento a la vida de pareja. Una pareja satisfecha no ha renunciado a la masturbación.
En fin, de lo que se trata es de que si se quieren resultados diferentes, habrá que hacerlo diferente