Regular el consumo del azúcar puede ser muy difícil, por su sabor y presencia en gran cantidad de alimentos, postres y bebidas.
Sin embargo, debemos intentarlo pues su consumo está relacionado con el envejecimiento prematuro de la piel, hinchazón e incluso la aparición de acné.
Además de aportar calorías, esas galletas glaseadas o trozo de torta helada activan un proceso conocido como glicación. El azúcar produce una reacción química sobre las proteínas y lípidos, principalmente en la dermis, disminuyendo la elasticidad y generando una desorganización de las células de la piel.
Otra de las consecuencias de azúcar en exceso es la estimulación de las glándulas sebáceas, lo que genera mayor cantidad de grasa en las capas del cutis y esto puede derivar en la aparición de granitos en la piel.
La alimentación está directamente relacionada con el estado de la piel, cuando consumimos mucho dulce éste puede tener efectos negativos, ya que el sistema depurativo del organismo puede no funcionar correctamente. Pérdida del tono, arrugas, espinillas, entre otros, se cuentan entre los problemas estéticos asociados que se empiezan a notar a partir de los 20 años.
Como todo en la vida, la clave es el balance. No es necesario que elimines completamente el azúcar de tu dieta, pero sí controla lo que comes. Sigue disfrutando de los postres, golosinas, refrescos, jugos envasados o batidos edulcorados con moderación.
Puedes intercambiar el azúcar refinada con vegetales y frutas, que son ricos en antioxidantes, elastina y colágeno. Estarás más sana y tu piel se verá fresca y radiante.