El largometraje que dirige David T. Little «Soldier Songs» es una pieza para barítono y septeto instrumental que describe con implacable intensidad los horrores de la guerra y el trastorno de estrés postraumático que enfrentan muchos veteranos que regresan.
Durante el film se ve al cantante interpretando una variedad de papeles en rápida sucesión, entre ellos un niño que fantasea con ir a la batalla, un soldado aturdido por el peligro constante y el derramamiento de sangre a su alrededor y un padre afligido al que notifican que su hijo ha sido asesinado.
El compositor recordó cómo tomó forma la idea cuando visitó su antigua escuela. Era 2004, tres años después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, y notó un cambio marcado en el espacio de exhibición fuera del auditorio.
“Donde normalmente habría fotos del baile de graduación, había fotos de graduados que ahora eran reclutas, amigos en uniforme con ametralladoras”, dijo Little. “Fue realmente impactante para mí. No lo entendí. Me costó entender hacer esa elección. El ejército se sentía muy lejano a mí personalmente”.
Para trabajar en esta película decidió entrevistar y grabar a antiguos compañeros de clase que habían combatido en Irak y Afganistán, así como a familiares veteranos de Vietnam o la Segunda Guerra Mundial. Sus recuerdos formaron la base de su libreto y sus voces reales están entretejidas en la partitura de la ópera.
“Lo primero que escuché fue: ‘Sabes, nunca he hablado de esto’”, dijo Little. “Así que la pieza se convirtió en la dificultad de hablar sobre la experiencia”.
“Soldier Songs” se estrenó en el año 2006 y desde entonces se ha presentado en una variedad de montajes con considerable éxito. Pero cuando llegó la pandemia presentarla en vivo se volvió imposible y tras esa limitante Opera Philadelphia decidió convertirla en una película para su canal de streaming.
“Es como muchos proyectos que surgieron de la crisis de COVID”, dijo Marc Scorca, presidente y director ejecutivo de Opera America, “a medida que la gente descubrió cómo podían seguir siendo creativos y promover la forma de arte para aquellos que lo aman, pero no podían ir a los cines”.
La compañía reclutó a Johnathan McCullough, egresado del Instituto de Música Curtis de Filadelfia, tanto para actuar como para dirigir. La película se rodó durante ocho días en los terrenos del cercano Brandywine Conservancy, sitio de una famosa batalla de la guerra de la independencia. Los únicos accesorios fueron una casa rodante en ruinas y su contenido en mal estado, algunos esparcidos afuera en el césped.
La partitura, dirigida por Corrado Rovaris, el director musical de la compañía, fue pregrabada en un estudio de sonido, lo que permitió a McCullough cantar en vivo durante la filmación y evitar la artificialidad de la sincronización de labios.
Los críticos elogiaron el resultado y algunos encontraron la versión cinematográfica incluso más poderosa que la original. La “adaptación deslumbrante” de McCullough, escribió Steve Smith en la revista The New Yorker, “amplifica y extiende vívidamente el impacto de las palabras y la música de Little”.
La ópera como película, a diferencia de un video de una producción teatral, es algo raro, y “Soldier Songs” es única en ese sentido entre los cinco nominados al Grammy de este año a la mejor grabación de ópera. Dos son transmisiones en vivo en HD de la Ópera Metropolitana, “Akhnaten” de Philip Glass y “Diálogos de carmelitas” de Francois Poulenc. Y dos son grabaciones de audio de “El castillo de Barbazul” de Bela Bartók, con Susanna Mälkki dirigiendo solistas y la Orquesta Filarmónica de Helsinki, y de “La zorrita astuta” de Leos Janacek, con solistas y la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la batuta de Simon Rattle.
Pase lo que pase cuando la Academia de la Grabación anuncie al ganador, el solo hecho de haber sido nominado le ha “dado un empujón” a la Opera Philadelphia, dijo David Levy, vicepresidente de operaciones artísticas.