Si en verdad tú y tu pareja quieren pasar una vida juntos es porque, a la hora de decir “sí, acepto”, saben lo que esto realmente significa:
Ser fiel: Cuando dicen sus votos en frente de sus familias es porque juran lealtad y fidelidad. Una cosa es dejar a tu pareja mientras son novios porque no tenían química pero es muy diferente casarte y luego dejarla por alguien más. Claro, el divorcio siempre es una opción pero es mucho más complicado, costoso y doloroso engañar a alguien cuando están casados.
Ser buena pareja: No tienes que cambiar tu personalidad en lo absoluto pero, tanto para ti misma como para su relación, es importante que saques lo mejor de ti para ser feliz. Aunque no seas la más expresiva ni la más sociable, te compremetes a hacer un esfuerzo por ambos, pero principalmente por ti.
Resolver problemas: No puedes salir de un matrimonio por una simple pelea. El punto de estar en una relación es saber resolver conflictos y, entre pareja, saber cuándo se puede ceder o no. De hecho es imposible no discutir ni pelear cuando estén casados pero es más que posible llegar a un acuerdo.
Compartir: Cuando aceptas casarte con alguien, te comprometes a compartir tu vida con la otra persona. Y no hablamos solamente de su tiempo, sino también de su dinero, sus sueños, sus objetivos y sus deudas.
Querer a su familia: No importa si odias a su madre o a su hermano menor, ellos ya serán parte de TU familia. Una vez que se casen, ya no podrás darte el lujo de ignorar todos los eventos familiares que habrán en el año. Y no solamente tendrás que asistir, sino que tendrás que aprender a disfrutarlos si no quieres arruinar tu relación.
Apoyarse: No siempre puedes proteger a tu pareja de lo malo de la vida. Si alguien muere o pierde su trabajo, tienes la responsabilidad de dar lo mejor de ti para ayudarlo a superar sus malos momentos. Si están unidos y quieren lo mejor el uno para el otro, cualquier obstáculo será fácil de superar.